El agua purificada puede usarse para beber, tomar mate, té o café, y cualquier otra infusión, preparar leche en polvo, jugos, regar las plantas, dar de beber a sus mascotas, para su pecera, preparar cubitos de hielo, y también para cocinar.
El purificador elimina el cloro (veremos su carácter nocivo en la siguiente entrada), devolviéndole al agua su naturalidad. Además remueve otras impurezas como metales pesados (cromo, cadmio, plomo, etc), diferentes contaminantes orgánicos y pesticidas, como así también sólidos en suspensión.
El uso de purificadores nos genera un importante ahorro de dinero evitando comprar agua mineral o en bidones (ver entrada "Gasto de agua mineral") .

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